Lima Solidario

Un gran escritor dijo una vez que habitamos un mundo gobernado por el miedo: un miedo que manda…

Y así, el poder come miedo o, mejor dicho, nos alimenta a nosotros con él ¿Qué sería del poder sin el miedo que el propio poder genera para perpetuarse?

El hambre desayuna miedo.

El miedo amenaza: si habla tendrá desempleo, si camina tendrá violencia, si piensa tendrá angustia, si duda tendrá locura, si siente tendrá soledad…

Si comparte, se quedará sin nada…

Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo. Y los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.

¿Es el tiempo del miedo?

La duda genera miedo… Tenemos muchas dudas…

¿Qué hacer entonces?

Busquemos seguridades, busquemos definiciones, busquemos comprender…

Y vemos que esto del miedo es algo que está de manera más o menos evidente en todo lo que vemos a diario, y empezamos a buscar este patrón común que pueda llegar a traspasarlo todo…

¿Cómo se llamaba eso…? ¿Cultura tal vez?

La cultura es el conjunto de rasgos distintivos únicos (llámese costumbres, manifestaciones, comportamientos) que, familiarizados, caracterizan o identifican a una sociedad o grupo social en un período determinado.

Y el término ''cultura'' engloba, además, modos de vida, modas, costumbres: la gastronomía, la religión, las ceremonias, el arte… y también engloba a los sistemas de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias, pero sobre todo su propia historia.

A través de la cultura se expresa el hombre, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos significados y crea obras que le trascienden.

Pero también esa cultura termina tamizando la propia conciencia que el hombre tiene de sí mismo, de sus pares, de las instituciones, de los significados, de todo lo que lo rodea…  

Entonces, a partir de todo esto, ¿vivimos en la cultura del miedo?

Y el miedo, sabemos, paraliza, hace pensar estupideces, atonta, ata, y va matando de a poquito…

Sin embargo, creemos que no todo está perdido, ya que también se dijo que, en estos tiempos de miedo, el amor (en su máxima expresión, que también puede traducirse materialmente en ayuda, solidaridad, compañía, compañerismo, empatía…) se ha convertido en una enfermedad, y que a este tipo de enfermos cualquiera los reconoce por su insoportable necesidad de decir estupideces.

¿Será que estamos escribiendo muchas de ellas en este momento?

El amor puede provocar, y no hay aparato de poder que pueda prohibirlo, no hay palabras que puedan callarlo, no hay acciones que puedan impedirlo… ¿o sí?

Cuenta el poeta que la vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola, y tenía manos pero no tenía a quien tocar, tenía boca pero no tenía con quien hablar. La vida era una y, siendo una, era ninguna. Entonces el deseo disparó su arco, y la flecha del deseo partió la vida en dos, y la vida fue dos. Y los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también.

¿Será que la vida, sola, no es vida? ¿Será que la vida, para ser tal, merece y necesita compartirse? ¿Será que este deseo puede también movilizar, provocar y generar?



Un gran sabio, por no decir el más sabio de todos, dijo que los poderosos de la tierra, cuando tienen poder, buscan ser servidos…

Sin embargo, también nos dijo, que ello no debe ser así, sino que el gran secreto para alcanzar la felicidad está en el servir…

¿Quién es mas feliz: el que ama o el ser amado? ¿El que sirve o el servido? ¿Será que lo afirmado obedece que en el dar hay mayor gozo que en el recibir? ¿y eso será porque todo lo que va, vuelve?

¿Será que el miedo busca que no demos, por temor a perderlo, y así vivamos encerrados, tristes y separados?

Creemos que la afirmación del sabio merece, al menos, nuestra duda…

Y pese a lo que siempre nos intentaron hacer creer, a todos los miedos que intentaron inculcarnos y, fundamentalmente, a las estupideces que estamos escribiendo ahora, otra opción es posible…

Porque, a rigor de verdad - como dijo Goethe - lo más importante en este mundo no es saber dónde estás, sino hacia dónde vas.

Un proverbio coreano dice que “Hasta una hoja de papel pesa menos cuando dos la levantan", y estamos persuadidos de que cada uno de nosotros puede ser un canal para hacer que fluya lo que la vida nos da, para devolver tanto de lo que tenemos y ni siquiera nos damos cuenta, para levantar la hoja de papel que a tantos le pesa llevar…

En nuestro caso particular, nos consideramos verdaderamente afortunados, ya que contamos con la posibilidad de tener los bienes que necesitamos para poder dedicarnos y dedicarlos a la música.

Nuestra situación, como la de tantas bandas, no es la de tocar en lugares que nos permitan obtener ningún tipo de rédito económico (ni siquiera pensar en el autosostenimiento), sino que debemos costear desde los instrumentos, ensayos, traslados y publicidad, hasta lo que muchas veces terminan cobrando los dueños de los lugares en los que nos presentamos.

Pese a esto, entendemos que el arte tiene su valor y, muchas veces, más allá de los fundamentos teóricos, el músico debe cobrar una entrada exclusivamente para solventar los gastos que el show le genera, sin que, en varias oportunidades, ello evite tener que afrontar los mismos desde su propio bolsillo.

En nuestro caso, estando tan alejados de la posibilidad de vivir de la música, y  entendiéndola como un vehículo que nos permite expresarnos, es que estamos dispuestos a afrontar los costos que nuestra presentación nos irrogue (instrumentos, ensayos, traslados, publicidad, etc, etc, etc), como tantas veces lo hemos hecho.

Sin embargo, esto no significa que estemos en condiciones de solventar un aparato con fines de lucro que se nutre de las bandas chicas como nosotros.

Por eso, en nuestros recitales (cuando las circunstancias nos permitan no cobrar entrada) realizaremos colecta de alimentos (u otros elementos que resulten útiles, como ropa, útiles escolares, juguetes, etc) para los más necesitados.

Con esto pretendemos formar parte de algo mucho más grande, y que nos ayude a ayudar, que nos ayude a servir, que nos ayude, en definitiva, a brindar amor…

Un proverbio chino dice que cada problema contiene la semilla de su propia solución, por lo que, si hoy el hambre es uno de los problemas que nos toca vivir, intentaremos ser nosotros parte de una pequeña solución…

Pero hasta el menos lúcido se habrá dado cuenta que nosotros, en este caso, no somos ni mas ni menos que meros canales, a través de los cuales todos los que nos vengan a ver podrán participar en esta obra…

Entendemos que es posible que aquellos que tienen la posibilidad de concurrir a un recital, de disfrutar de lo que los músicos hacen y no pagar una entrada, estarían en condiciones de poder dedicar parte de este valor a la compra y donación de un alimento que, en definitiva, beneficiará a quienes no cuenta en esta posibilidad.

Aristóteles dijo que la única verdad es la realidad… por eso, esperamos que desde este lugar podamos, con obras reales, materiales, concretas, ayudar a que la realidad sea un tanto menos dura con los que gozan de muchos menos beneficios que nosotros.

Estamos cansados de debates doctrinarios y teóricos sobre lo que debería hacerse, cuando vemos que el ponerse a trabajar es algo mucho más útil, práctico y beneficioso que seguir discutiendo en luchas intestinas, ya que quien tiene el derecho de criticar debe tener el corazón para ayudar.

‎Y para terminar esta declaración e invitación de la que esperamos formes parte, nos gustaría traer una frase de José Ingenieros que dice:  "Quien marcha hacia la luz no se inquieta por lo que ocurre en la sombra": esperamos ir juntos hacia la luz.


Esto es lo que juntamos en nuestro último show: fue donado a un comedor. Gracias a todos los que nos ayudaron en ésto.